lunes, 7 de mayo de 2012

3.3.1 Movimientos sociales y confictividad obrera

A partir de la década de 1950, las precarias condiciones de vida de la posguerra impulsaron las primeras movilizaciones contra el régimen, entre los que destacaron la huelga de tranvías de Barcelona (1951) y la de los mineros asturianos de 1958. 

Los cambios de la década de 1960, y sobre todo de la década de 1970, propiciaron un aumento significativo de la oposición al régimen. La sociedad española empezaba a perder el miedo a la dictadura y las manifestaciones en las calles aumentaron, así como los actos contra el régimen y la conflictividad laboral. 

El crecimiento del número de asalariados y al organización de los sindicatos clandestinos dio lugar a un aumento de los conflictos laborales. En el año 1962 se produjeron las primeras huelgas importantes en Asturias, Cataluña, Andalucía y el País Vasco, que aumentaron notablemente en la década de 1970. 



La Universidad fue también uno de los principales focos de oposición antifranquista. En 1965 tuvieron lugar las primeras movilizaciones estudiantiles importantes en Madrid y en 1966 se creó en Barcelona el Sindicato Democrático de Estudiantes (SDEUB), que se oponía al franquista Sindicato Español Universitario (SEU). 

La Iglesia Católica vio surgir en su seno grupos disidentes del franquismo. La actividad de grupos cristianos ligados al mundo obrero (Juventud Obrera Cristiana) y la nueva actitud de parte del clero evidenciaron que la Iglesia española ya no era monolítica como sustento ideológico del régimen. 

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